22 nov 2010

¿Ahora me toca a mí?


Llevo preguntándome como escribo desde que surgió la idea en mis compañeros del blog 7 plumas.
Me analizo cada vez que me pongo delante del ordenador, pienso si realmente estoy mediatizada por la pregunta o siempre hago lo mismo para escribir.
Durante los últimos escritos, lo que machacaba mi conciencia era plantearme lo obvio: sin idea no hay escrito y en eso radica la maquinación de mi respuesta.
Cuando sueñas, cuando trabajas, en la comida, paseando, siempre puede surgir una imagen, una frase, una historia que, si realmente necesita ver la luz, te irá ronroneando hasta plasmarse en el papel.
Mi vida es un poco acelerada, tres niños, un marido, maravilloso por cierto, trabajo de ocho a tres, comidas, ropa que lavar, siempre algo que hacer que no te apetece demasiado, por eso, en los instantes inesperados, surge una hora de las llamadas muertas que, para mi, resucitan en un pequeño o gran escrito, texto que lleva unos minutos, unas horas o unos días llamando a la puerta de mi cabeza para salir.
Yo necesito estar cómoda, me refiero a: ropa que no apriete, zapatos que no estén machacando mis pies, sillón que se acomode a mi espalda, pero a veces esto, como habréis imaginado, es imposible de conseguir. El silencio es secundario en mi vida, ya os comenté que en mi casa somos familia numerosa, el silencio es una utopía, pero gracias a eso, el nivel de concentración es superlativo cuando una buena idea está dando sus frutos.
Después vienen las correcciones, he tenido y estoy teniendo buenos maestros en este campo. Corregir, releer, volver sobre lo leído, escucharme en voz alta, pedirle a alguien que lo analice en profundidad. Ojalá lo pudiéramos hacer siempre, porque ese es el gran secreto del buen escritor.
Tengo que nombrar a nuestro gran amigo Amando, gran escritor, con el que comentaba hace unos días que, de las cosas que más atraen a un lector es una lectura fluida. Creo, bueno estoy totalmente convencida, que las lecturas más revisadas son las más fluidas y atractivas, las que más satisfacciones dan porque son las que más esfuerzo nos han llevado. Yo sigo sin tener tiempo.
Pero a pesar de todo lo que os he comentado, cuando más me gusta escribir es en los momentos que aparecen esas horas regaladas de insomnio donde la noche es cerrada y sólo se oyen las teclas del ordenador cada vez más rápidas debajo de mis dedos. Noches que se tornan venganza al día siguiente cuando suena el despertador y hay que volver a empezar.
Foto: Efecto vortex

14 comentarios:

Amando Carabias dijo...

glubs!!!!
Ay, el tiempo...
Lo tuyo sí tiene mérito. Un mérito admirable, porque tus tres hijos no es que vayan a la universidad, precisamente, sino que están -por lo que sé- en esa edad suculenta de comérselos, sí, pero de no poderlos perder de vista, aunque ya sean personillas autónomas que suben y bajan, entran y salen...
Es cierto que nos conocemos desde hace muy poco tiempo, pero por lo que sé de ti, lo que más me admira (y como te lo he dicho en privado, te lo digo en público) es esa capacidad ilimitada para la ilusión y para aprender.
Sabes, (¿porque lo sabes, no?) que tienes madera, pero además tienes constancia y, como dicen los psicólogos, tienes una motivación que hace que tu mente aprenda muchísimo más rápido y muchísimo mejor que si no la tuvieras.

Flamenco Rojo dijo...

Inma, lo primero felicitarte por la familia que tienes…dale un abrazo a tu marido de parte de este sevillano y a los críos un beso. No me había parado nunca a pensar lo complicado que debe ser ama/amo de casa, vida laboral y además escribir. Uff, que malabares debéis hacer con el tiempo…todo un ejemplo. Ah, muchas gracias por abrirnos tu casa y contarnos estas cositas.

Un abrazo.

Inma Vinuesa dijo...

Gracias amigo Amando, tengo que reconocerte que de entre todo lo que me has dicho lo que más me ha llegado al corazón es que me digas que tengo madera, para mí es lo más importante. Mi constancia siempre ha sido una máxima en mi vida, en todo lo que intento hacer. Pero el detalle lo hace ese punto al que todos aspiramos: “tener madera”.

Flamenco ha sido un placer invitaros a mi casa por un instante, lo que me gustaría mucho que se materializara algún día y nos conociéramos en vivo y en directo.
Un abrazo a ambos.

Isolda Wagner dijo...

Los caballeros te lo han dicho mejor que nadie. Afortunadamente, yo no somos sólo nosotras las que sabemos lo que es trabajar, criar hijos y robar ratitos para una misma.
En lo de la madera de artista, estoy de acuerdo, porque eres muy creativa, eso lo transmites siempre.
Digo como ellos, gracias por acercarnos a tu vida diaria.
Besos, hoy para toda la familia.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Inma por abrirnos tu casa y tu corazón . Hoy tengo poco que decir ante un panorama tan envidiable:
Que felicidades, que no pares, que conserves la ilusión y tu enorme capacidad artística y que sigamos en contacto.

Un fuerte abrazo para ti y otros cuatro para "tus chicos"
De A.

María dijo...

Bravo Inma.

Cuando los políticos hablan de hacer leyes, para la conciliación laboral de las mujeres, deberían preguntarte a ti y a otras muchas como tu, seguro que aprenderían mucho, o tal vez no, ellos sólo intentan conciliarse con su "sillón" por mucho tiempo.

Tu capacidad de trabajo es inmensa y envidiable, la familia, la casa, el trabajo y todavía sacas tiempo para escribir, dibujar, y sabe Dios cuantas cosas más.

Enhorabuena Inma, por hacer tanto y por lo que veo, todo bien.

Un abrazo.

La Esfera dijo...

Doy fe de ese poder de concentración.
Eres toda una fuerza de a naturaleza, creativa y potente.
Todo te llama la atención y con cualquier nadería eres capaz de construir una historia.
El entusiasmo que rebosas es contagioso, aunque a veces da complejo porque no hay quien te siga el ritmo.
Mi pregunta es, ¿cuántos minutos tienen tus horas? Porque a mí no me salen las cuentas.
Ah! Y recuerdo ese texto que escribiste tan lindo acerca de cómo te gustaba escribir. Ahora que leo este post me ha vuelto a la memoria.
Por cierto, que esta entrada se me ha hecho corta.
Un besazo grande, tigresa.

Ana J. dijo...

¿Sabéis que me odio cuando me despisto tanto?
La Esfera era yo, otra vez. Qué cruz esto de no darme cuenta ni desde qué identidad escribo. Menuda espía que habría hecho!
Bueno, pues eso, que más besos.

Inma Vinuesa dijo...

Gracias chicas sois lo mejor, y me sonrojo con lo que me decís.
Me gusta tener cosas que hacer,no me gusta ver la tele, eso es malo porque estoy, en muchas ocasiones, aislada del mundo, de las noticias.
Ana no quiero darte complejo, sobre todo a ti que eres una chica todo terreno y que no paras, yo te voy a contestar a tu pregunta con otra ¿Cuantas horas tienen tus días?
Un beso enorme

FranCo dijo...

Inma, te han dicho aquí que tienes madera de escritora, pero tampoco deberías preocuparte si lo la tuvieses. Con tu constancia e ilusión desbordante suplirías ese escollo que es evidente que no te falta. Y lo más importante es que eres una mujer millonaria. El amor por tu familia te convierte en alguien muy rica.
Un beso.

catherine dijo...

Inma, me abruma todo lo que logras hacer y hacer bien.
Sólo decirte aquí que leí La Guardilla tuya ( I,II,III,IV)hace muy poco y que me encanta tu imaginación. Quizás lo de deber "rumiar" o sea dar muchas vueltas a tus ideas antes de tener un rato para escribirlas sea una suerte.
Besos para toda la family.

FranCo dijo...

Inma, pretendía decir "...pero tampoco deberías preocuparte si NO la tuvieses..."

Un beso, millonaria.

Anabel dijo...

Estupendo tu texto. Es el escribir desde dentro, desde antes de ser creado, desde antes de apretar una sola tecla del odenador.

Me siento muy identificada en muchos aspectos, Inma.

Gracias por compartir.


Un beso

(Perdona por la tardanza)

Marcos Alonso dijo...

Imaginación, creatividad, superación, sacrificio, constancia, ilusión, satisfacción, son los ingredientes de ese caldero mágico del que salen esos guisos tan suculentos, con ese estilo vinuesista que ya reconocemos por el olor. Sin duda la labor del escritor es un oficio arduo que tiene más de trabajo y constancia que de secretos e inspiración. Tú lo has demostrado, en poco tiempo tus textos se han convertido en una referencia, en una suerte para los que aprendemos de ellos.