-Tengo grandes noticias, cielo, anunció, radiante.
Sophie lo miró, curiosa.
-¿Y cuáles son esas grandes noticias? –preguntó, mientras repeinaba al niño- Estate quieto, Carlitos, que este remolino no hay quien lo baraje.
Todo tenía que salir perfecto, incluso el pelo rebelde del pequeño Escobedo.
-Amy, cariño, deja en paz la cola del gato, que terminará por arañarte. Esta niña es de la piel del diablo, sale a tu familia, cari.
-También es tu familia, Soph, amor. Recuerda, a medias, pero familia al fin y al cabo - le contestó, ajustando el nudo de su corbata italiana.
Carlos Escobedo apenas podía creer su suerte: había llegado el día de la inauguración de E&M Broadcasting, la mayor cadena de radio televisión de Escocia. Lo que comenzara con un programa casi clandestino se había convertido en un fenómeno social que los había impulsado a la cima de la industria de la comunicación. Cierto que la facilidad de Sophie para masturbarse en directo había sido el detonante, pero Escobedo siempre fue consciente de que lo realmente importante para el éxito de la cadena fue su capacidad para predecir los cambios en las modas y a qué valor invertir en bolsa.
Todos estarían allí: Sophie Meyer Hoffman y Gonzalo Escobedo, los padres de Carlos, recién llegados de Argentina. También estaría Charles Joyce, tío de Sophie, que aterrizó dos días antes, bronceado por el sol de Sudáfrica. Incluso no faltaría la tía abuela Meredith, con la que había perdido el contacto y a la que reencontró la tarde que fue a visitar al Mayor Hutton al geriátrico. Sophie tuvo una estremecedora visión, mientras abotonaba la rebeca de la pequeña Carlota Sophie, por la que supo que el Mayor Hutton y la tía abuela Meredith compartirían un tórrido romance, y que descartó de su mente mientras le daba un sonoro beso a su hijita.
-¿Y cuál es esa noticia, cari? No me obligues a usar mis poderes para adivinarla.
Carlos sonrió ampliamente mientras se le acercaba y la abrazaba por detrás. Como un prestidigitador, sacó un papel, que colocó delante de los ojos de Sophie, mientras la besaba en el cuello. Sophie no logró reprimir un grito
-¡La dispensa papal! ¡Por fin nos podemos casar!
4 comentarios:
No sé, no sé... Hay algo que no me convence. Pero no sé qué es, realmente. Quizá la aparición de un nuevo personaje. Sí, quizá sea eso.
A mí ésta es la que menos me convence, contrasta demasiado con el contexto agrio de la novela.
Este tendría el beneplácito de la Conferencia Episcopal Española, seguro.
Yo siempre optimista, no veo por qué no, con dos puntualizaciones:
Escobedo de padre?????Un delincuente??? Habría que dejar claro el milagro de su reconversión.
Este trocito de novela sería un apéndice o un paréntesis porque en realidad resuelve muy pocas incógnitas y además los primos segundos no necesitan dispensa papal para casarse, y menos aún la de la Reina de Inglaterra.
Ufff que esfuerzo mental!, olvidaba envíar un abrazo enorme a Ana por la transcripción y a todos lo demás por ser tan creativos y porque sí.
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