5 mar 2011

Al lector (Prólogo de la novela)



Cuando un lector accede a las palabras que a, modo de prólogo, alguien ha situado a la entrada de un libro, lo sensato –y así lo hacen notar los mejores prologuistas- es indicar que se pase por encima de ellas. Pero no es el caso, estimado lector. Al contrario, los autores te aconsejamos fervientemente que leas esta introducción. Y si no fuera porque somos conscientes de que la falta de tiempo libre es uno de los mayores agobios actuales, probablemente escribiríamos otra novela a modo de prólogo. Este relato te atrapará desde el principio hasta el final, en él conviven géneros literarios como la aventura, el misterio, la novela negra y en él encontrarás la mayoría de las pasiones que se dan en el ser humano (desde las más altas a las más zafias)… Es verdad, y quizá fuera suficiente, pero el proceso de su escritura ha sido una aventura en sí mismo. Una de las aventuras más gratificantes que, como escritores, hemos disfrutado. Vayamos al grano pues…

En una novela, el lector se acomoda a la voz que traza un narrador, una voz que, a lo largo de la historia pueda tomar diferentes matices, pero es una. Pero, ¿cómo conseguir que esa voz parezca única, si proviene de siete gargantas distintas? Éste, a nuestro modo de ver, ha sido uno de los retos que se han superado en esta novela. Te vas a encontrar con siete modos de hablar que, sin embargo, se han empastado entre sí hasta formar una coral de sonido compacto y unísono. Probablemente cualquier escritor al uso –y al desuso- rechace de plano esta idea, como si fuera una contradicción en sus propios términos. Los artistas en general, y los escritores en particular, somos conocidos a lo largo de la historia –no sólo en este siglo- por un ego superlativo que muchas veces se convierte en insoportable. Los escritores en general, cuando trabajan en equipo, en el mejor de los casos, se yuxtaponen, casi nunca se mezclan. Y hasta la yuxtaposición es un problema, pues la mayoría quiere ser aceite, casi nadie se conforma con ser agua.

Pues bien, querido lector, a pesar de lo dicho, tienes ante ti el primer trabajo literario de la historia
que se ha construido como se corre una carrera de relevos… Porque lejos de que cada uno de nosotros buscara su prestigio personal, desde la primera línea ha sido evidente que el éxito de cada uno se cifraba en el éxito del proyecto colectivo. Por tanto, el esfuerzo y las cualidades personales se han volcado, sin escatimar nada, a conseguir que el proyecto llegara a buen puerto. Palabras como solidaridad y respeto al compañero y su tarea no son solo han sido aspiraciones, sino que se han convertido en el motor que nos ha movido, por ello, todo ha resultado más sencillo.
Y, dando un paso más, el proceso de escritura ha estado abierto a la colaboración y opinión de los lectores, porque los lectores, como ahora tú mismo, son el principal anhelo de quien escribe.
Por todo esto, tú, que quizá no hayas seguido el proceso que nació casi casualmente en el blog La Esfera Cultural y desembocó en otro blog, 7 plumas, donde se ha escrito la primera versión de Oscurece en Edimburgo que ahora sujetas en este soporte llamado libro, quizá necesites aclaraciones, explicaciones, unas pocas palabras que te sitúen en el lugar adecuado antes del relato propiamente dicho.
Hará un año por ahora, cuando Francisco Concepción, como buen hacedor de sueños, lanzó una idea en público, abierta a cuantos leíamos y frecuentábamos La Esfera Cultural. Desde entonces, los otros seis sabemos qué es eso de arrojar la semilla y que ésta caiga en el camino, o en buena tierra, o en un zarzal o sea comida por los pájaros. Él simplemente, como suele, lanzó un reto como quien invita a jugar una partida de cartas. Preferimos evitar indagaciones entre los curiosos, aquí traemos el comentario aparecido en el capítulo VII del relato de Marcos Alonso, titulado Tras la sonrisa:
“FranCo dijo: ¿Y si cuando termine el serial de Marcos nos embarcamos en hacer un serial entre todos? Realizando un cuadrante para escribir cada uno un capítulo. Es que me ha dado envidia. Sana, envidia sana. Me atrae la experiencia. Igual me adelanto... siempre corriendo (05/04/10 18:21)”.
No hubo que enviar ningún currículum a ninguna agencia, no hubo que demostrar la calidad de cada quien, no hubo que superar ninguna prueba de acceso… Ni siquiera hizo falta que nos conociéramos. Sólo había que tener ganas. Sólo había que desear experimentar, sólo era necesario querer divertirse con algo que a todos nos unía y nos une: la escritura… Sólo había que apuntarse en aquel blog, en aquel post. Nada más.
Ninguno de los siete somos escritores profesionales. Alguno (Anabel Consejo, Ana Joyanes, Amando Carabias), ha publicado algún libro, pero para los demás, Dácil Martín, Inma Vinuesa, Marcos Alonso y Francisco Concepción éste es el primero en que aparecemos como autores. Pero los siete tenemos muy asumido que –como mínimo- nuestra primera gran pasión es la literatura.
Se esperó un tiempo prudente y transcurrido éste, sin que nadie más que nosotros pidiese formar parte del equipo, también de forma pública (en el mismo blog) se establecieron las normas de funcionamiento que nos deberían llevar al final de una novela o a un estrepitoso fracaso. Eran tan sencillas como las normas que rigen a los equilibristas que caminan sobre el alambre: se estableció un turno de escritura asignado en función de un número y del resultado de un sorteo de la ONCE. Se publicarían dos capítulos por semana (miércoles y domingo). La hora límite para publicar eran las doce de la noche del día citado. En caso de que alguno de los autores no lo hiciera cuando le correspondía, el turno pasaría al siguiente quien editaría su texto el día que le hubiera correspondido. Nadie falló. Sólo en una ocasión hubo un cambio de turno previamente pactado. Nada más… No, querido lector, no busques letra pequeña como si estuvieras ante un contrato bancario. No, querido lector, no busques el momento en que el prestidigitador ha realizado el pase de manos donde ha ejecutado el truco y ha engañado a tu ojo. No hay más. No hubo más en todos esos meses. Esas normas y mucho tesón y cariño nos han llevado hasta aquí
¿No hablasteis sobre la extensión del capítulo?, preguntas. La normal para un artículo. O sea indeterminada y en cuanto leas las páginas que continúan te darás cuenta de lo que la dimensión es muy variada. Y no podemos responder a más preguntas, porque al inicio no hubo ninguna respuesta. No te empeñes en preguntar si habíamos prefigurado el tema, el argumento, los personajes, la época y lugar donde se desarrolla la acción, o el tipo de lenguaje a usar…, o el título… No te molestes, no hay respuestas. En teoría era fundamental el primer capítulo –de hecho lo fue- pero nadie lo supo hasta unas semanas o meses después, porque al igual que Inma comenzó escribiendo en abril de 2010:
Sophie era una chica solitaria, introvertida y sin mucho interés por socializarse. Vivía a las afueras de Edimburgo, ciudad que le producía un gran temor e inseguridad, principalmente cuando oscurecía y todas las historias tétricas de los pasadizos subterráneos afloraban a la superficie de las calles llenas de fantasmagóricos disfraces.
Dácil, en el capítulo 2, podría haber seguido por un viaje que emprendía hacia Brasil –por decir algo- donde vivía su novio. Amando, en el tercero, podría haber supuesto que recibía una herencia desde España, que le había correspondido de un abuelo secreto… O quizá, en el capítulo cuarto, Francisco podría habernos acercado a un amigo de Sophie que vivía en Londres y trabajaba para un famoso periódico que le destinaba como corresponsal al Norte de África… O al llegar al capítulo 5, Marcos nos hubiera podido descubrir que Sophie, a espaldas de todos, se dedicaba a traficar con animales exóticos que le llegaban a Edimburgo vía Madeira, lo que originó una tremenda enfermedad entre cierto tipo de aves que acabó –por un mecanismo de difícil explicación científica-, afectando a los humanos en forma de pandemia. O, en el capítulo séptimo, Anabel, a pesar de que ya Edimburgo y Sophie parecían asentados en el relato, podría haberse imaginado su muerte a causa de un estúpido atropello producido por el descuido de un conductor norteamericano, éste sí, verdadero protagonista de la novela… O…

Estos ejemplos sólo son un apunte ficticio del modo en que vivimos los primeros turnos de escritura. Sabíamos que, cada siete capítulos, teníamos la llave para, como Rocinante, seguir por el mismo camino trazado en ese primer párrafo, o, por el contrario, ante la inactividad de nuestro jinete, variar el rumbo según nuestro albedrío. Aplicando las normas pactadas y aceptadas, nadie hubiera podido decir nada si, en el capítulo décimo, se hubiera asesinado a Sophie. Dicho de otro modo, técnicas como la planificación, los esquemas, el bosquejo de personajes, la escritura previa de un guión del texto, etcétera, han sido completamente ajenas a este proyecto.

Lector, tienes la novela y la puedes leer como se lee cualquier novela al uso. Sin más. Y creemos que te gustará, pasarás unos días en buena compañía, y acabarás por querer u odiar a los personajes que la pueblan: Sophie, Carlos Escobedo, Deborah, Sapo, Persis, Edward, Jack Donaldson, etcétera… En caso de no tener esta confianza, no habríamos dado el paso de materializarla en un libro que, por sí sólo y sin más funciona…

Pero esta novela, cual Matrix literario, tiene otro tipo de lectura, y te ofrecemos esa oportunidad, incluso la de ponerte en contacto con los autores para expresar tus sentimientos como lector o lectora. Puedes leer un capítulo y a continuación cruzar al otro lado, atravesar las páginas para entrar en la otra realidad virtual, donde encontrarás los comentarios de algunos de los lectores –los que libre y desinteresadamente desearon implicarse en esa novela que durante unos ocho meses fue creciendo a la vista de todos- y los nuestros que durante seis séptimas partes del proceso éramos más lectores que escritores, o una nueva especie de lectoescritor por definir. Te animamos a que experimentes lo que se experimentó durante esos meses en que la interactividad de autores y lectores no fue entelequia. Ahí podrás ver, junto a nuestros comentarios, los de María, Catherine, Ángeles Hernández, Isolda, Flamenco Rojo, Mercedes, María Sangüesa, Verónica, Maia, Paloma, etcétera, en un fluido diálogo que a veces era charla amistosa, a veces reflexión sosegada, a veces señalización de alguna posible incongruencia, aviso de un riesgo, propuesta para la continuación… Y es que durante tres o cuatro días (a diferencia de lo que te va a suceder ahora) la acción –como en una escena de Matrix- se ralentizaba hasta quedar suspensa. Quien de nosotros debía coger la pluma que nuestro colega nos había dejado en la mano, leía expectante los comentarios y ovillaba las ideas en su mente. A veces tenía claro por dónde seguir, pero en más de una ocasión una línea escrita por un comentarista ha sido el cabo de la madeja que ha servido para continuar por la trama que se complicaba por momentos.

Hubo un instante, quizá durante la tercera vuelta, en que tuvimos claro –sin que nadie lo dijera- que ya era inconveniente virar en redondo el rumbo de esta embarcación. A partir de entonces, la navegación se calmó y los capítulos como comprobarás, se alargaron. Sin embargo, salvo la amistad que creció entre nosotros, nada más varió. En ninguna ocasión se debatió a espaldas de los lectores sobre el argumento de la novela, sobre el destino de los personajes… Hasta que fuimos a Zaragoza.

Pero ni siquiera allí hubo traición a esa especie de constitución que nos ha regido. Primero, porque, como se puede comprobar en el blog, la reunión estaba anunciada y segundo porque lo único que sacamos en concreto respecto a la novela fue determinar, también por sorteo, quien la cerraba y, por tanto, cuántos capítulos restaban para su final. Tan arduo fue el debate que presenció la noche zaragozana sobre las posibilidades que había para el final de la obra, que no se concretó nada, sólo se pusieron sobre la mesa… Y, como al principio, cada uno de nosotros tenía diversas opciones para que la novela se cerrase en un sentido u otro… Pero como si intuyéramos que la virtud de este texto estaba en respetar las primeras normas que nos habíamos dado, seguimos fieles a ellas hasta el final. Excepto en que decidimos dar otro salto mortal y quizá esto no se haya explicado suficientemente. Decidimos el contenido de la última frase, sin saber cómo llegar a ella, sin saber cómo se diría lo que habíamos acordado que se diría.

Si te decides a leer la novela de este modo, también te encontrarás en el blog 7 plumas con más sorpresas, que no han podido formar parte de esta edición por una razón fundamental de extensión y otras complejidades técnicas. En especial –además de los ya reiterados comentarios de los lectores- los autores estamos muy encariñados con una sección que bautizamos como Experiencia paralela. En ella hemos ido contando en varios artículos nuestras impresiones personales del proceso de escritura, cada uno a su manera. En el blog, pues, no nos limitábamos a presentar el resultado de nuestra tarea (capítulos de la novela), sino que hemos dejado en varias ocasiones una especie de “Así se hizo” o “Así me sentía mientras escribía el capítulo”.

En fin, querido lector, ahora que eres conocedor de parte del entramado tan sorprendente y emotivo para nosotros, sólo deseamos que disfrutes de su lectura, al menos como nosotros hemos disfrutado de su escritura.

Sin rubor reivindicamos el papel de pioneros en un modo nuevo, no de escribir, sino de relación entre escritor-lector-historia-y soporte sobre el que se escribe. Y reivindicamos este papel, primero porque nos corresponde; segundo, porque ello mismo puede disculpar algunos defectos o dudas que se puedan encontrar; y, tercero, porque no se hurte la verdad a tu conocimiento.

Hemos disfrutado de la escritura de esta novela. Hemos disfrutado de estos meses en que no sólo nos hemos conocido, sino que hemos acabado convirtiéndonos en ‘plumigos’ en acertadísima expresión de Marcos Alonso. No somos profesionales de la literatura, pero sí tenemos la misma pasión, ésta que a ti te pedimos para que leas una historia que como irás comprobando a medida que te adentres en ella, no sólo se conforma con relatar una serie de hechos, sino que, como la buena literatura a la que queremos y a la que aspiramos, intenta sumergirse en el corazón de unos cuantos personajes para, desde allí, profundizar en las pasiones que siempre han ocupado a los seres humanos. Y todo esto, elaborado entre siete escritores en pie de igualdad e ilusión.

Y ahora sí comienza Oscurece en Edimburgo.

Los autores:
Inma Vinuesa, Dácil Martín, Amando Carabias,
Francisco Concepción, Ana Joyanes,
Marcos Alonso y Anabel Consejo.
Marzo de 2011

18 comentarios:

Antonio Porpetta dijo...

Gracias por tu comentario. Muy interesante tu blog. Lo seguiré con gusto.
Un abrazo.

Ángeles Hernández dijo...

Casi llorando de la emoción: "El gran día está a punto de llegar"., pero no será único, sino el primero de todos los que han de seguir en la vida activa de esta obra que, los que la hemos visto crecer, llevamos en el alma.

Conocida la novela y sus entresijos, ¿qué no daría yo por "echar la vista encima de los autores mancomunados"?.

Seguimos aguardando noticias, con mucho entusiasmo y con algo de impaciencia.

(Como llegué a "la esfera" a través de siete plumas y a esta , siguiendo a Amando, no tuve la oportunidad de pensar si me apuntaba a la aventura cuando FranCo lanzó la llamada. Hubiera estado bien pero...creo que la empresa rebasa con mucho mis capacidades. Pero , menudo sueño, que hermosura...).

Hasta pronto amigos, besos a todos. Seguimos en contacto Á.

Flamenco Rojo dijo...

Después de leer el texto tengo dudas si es un prólogo sólo para el blog 7 plumas o el que irá impreso en el libro…Como regla general el prólogo o prefacio se coloca al principio de una obra. Su objeto es el de presentar al lector el autor/autores del libro que va a empezar. Por lo común, el autor/autores no prologa su propia obra…esta podría ser una excepción. Sea lo que sea, este prólogo o esta introducción está redactada de una forma magistral e invita a una rápida inmersión en la novela de la que sin duda el nuevo lector quedará enganchado sin remisión.

Abrazos para los plumigos.

Ana J. dijo...

Flamenco, siendo, como somos, un grupo de escritores seriamente atípico, autores de una novela inusual, ¿esperas un prólogo al uso?
Tampoco sé yo si este será el definitivo pero puedo asegurarte que es el que, salvo cambios de última hora, el que me gustaría tener porque refleja el espíritu de nuestra aventura.
Muchísimas gracias, Amando, por poner palabras a nuestros sentimientos, a todas las vivencias que hemos compartido.
Leyendo este prólogo vuelvo a sentir la excitación que me sobrecogía cada vez que enfrentaba un capítulo y cuando aguardaba ese primer comentario que me confirmaba que alguien estaba pendiente de que apareciera y la emoción de comprobar que todo iba encajando, de forma casi misteriosa.
Ha sido una experiencia irrepetible que, como soy de las que creen en la magia, espero repetir.
Un abrazo gigante a todos

Isolda Wagner dijo...

Tienes razón, Ana. No puede haber nada usual entre vosotros. Este prólogo, al que se le queda corta la definición, es magnífico y me parece que expresa muy bien las emociones que imagino sentísteis vosotros, los plumigos, al menos refleja las que sentí yo como lectora. Y me siento igual de emocionada e impaciente por tener 'ese soporte llamado libro' entre mis manos.
Siete besos como siete soles.

Inma Vinuesa dijo...

Solo me sale una palabra ante la lectura de este prólogo: MAGNÍFICO.
Magnífico como lo has escrito.
Magnífico como has concentrado todos nuestros sentimientos en este texto.
Magnífico como atrapas al lector para que siga leyendo la novela.
Magnífica tu forma de unificarnos de nuevo y hacer que todos nos sintamos protagonistas.
Muchas gracias. Eres magnífico.

Mercedes Pinto dijo...

Este prólogo es la verdadera historia de 7 Plumas y "Oscurece en Edimburgo". Es honesto y veraz como el amanecer. Me parece muy acertado como primer contacto con el lector.
Me llena de orgullo el hecho de ver mi nombre entre sus letras.
Deseando estoy tener el sueño hecho realidad entre mis manos.
Siete abrazos y mucha suerte.

catherine dijo...

Hola 7 plumigos, me alegro leyendo este prólogo, es que la publicación se acerca. Me vienen muchos recuerdos buenos de esta aventura, me acuerdo de vuestros textos en la Experiencia parelela, os digo otra vez "Un pour tous, tous pour un" o "tous pour Oscurece en Edimburgo".
Muchos besos para los 7 mosqueteros armados de una pluma, besos para los amigos comentaristas.

Ángeles Hernández dijo...

¿Tenéis decidida la portada? ¿no vais a darnos ningún anticipo?.

Al grano del prólogo: releido con detenimiento, me parece muy buena idea y muy honrado, pero lo encuentro demasiado denso y de lectura pesada.

¿Sería posible aligerarlo un poco?. Hay párrafos que , al menos para mí, son bastante confusos y se dan tantos datos que la paja no deja ver el bosque.

Un abrazo noctánmbulo y de mucha envidia, sana, muy sana, y de admiración Á.

Amando Carabias dijo...

Gracias, Ángeles por esta dedicación a nuestra tarea. Tomo nota y vemos a ver lo que es posible.

María dijo...

Hola plumigos, es emocionante leer el prólogo de la novela, en caso de que sea el definitivo, aunque opino como Ángeles, tal vez sea un poco largo, pero ¿Cómo resumir, toda la información, que se quiere hacer llegar al lector?

He intentado ponerme en el lugar de una persona, que va a una librería a ojear libros, sin saber muy bien que comprar. Lo primero que atraería mi atención sería el hecho de que la novela está escrita por siete personas, amantes de la escritura, pero no profesionales, al margen del argumento de la novela, ésto vendría después, también llamaría mi atención cómo se fraguó el experimento, sin conoceros previamente, cómo se decidió el turno de escritura, los plazos de entrega, y luego el argumento, totalmente al azar.

Estoy segura, que mi curiosidad, me llevaría a comprar esta novela, y si encima, la novela es buena y me gusta, me felicitaría por el buen ojo que tengo para elegir libros.

Bueno, a la espera del gran día, muchos abrazos y besicos para todos.

FranCo dijo...

Amando, gracias por tu trabajo. En menos de 24 horas respondiste al reto que se planteó.

Es importante escuchar a las personas que miran desde fuera (aunque sean de la casa), y Ángeles y María, apuntan que existe algo de densidad en algún párrafo.

Sería conveniente que nos apuntaran concretamente, que cambiarían o dónde pasarían la lija, pues yo en este caso ya estoy muy contaminado del proyecto y creo que el resto de autores también.

Éste será el prólogo de la novela. Es evidente que no es una introducción al uso. Esta obra pretende acabar con la tradición de la edición de novelas que lleva de a misma manera cinco siglos. Igual fracasamos, aunque ya no lo creo. me conformo con lo logrado hasta ahora.

FranCo dijo...

En el anterior comentario fuí un hipócrita. Y si lo soy no puedo dormir. Yo no soy así.

No me conformo con lo conseguido hasta ahora. ¡Quiero mucho más! Quiero que la novela la lea mucha gente. O mejor dicho que la compren.

Lo siento, he tenido que rectificar.

Isolda Wagner dijo...

Di que sí FranCo, los dos comentarios te honran; y a pesar de que todos queremos más, creo que lo logrado hasta ahora es único y maravilloso.
Un beso sólo para ti.

Ángeles Hernández dijo...

Llego tarde .

Bien por la portada, bien por el cinismo de FranCo.Superación permanente.

Ya he enviado las propuestas para aliviar la densidad. Aquí no cabían.


Besos y no paréis, porfa. A

Ángeles Hernández dijo...

Creo que hay novrdades y muchas . Esperamos los desinflamados, el paso final.

Ayuyyy, con lo curiosa que soy la próxima aventura me apunto ( si me admitís)

Podéis ponernos un poquito al día. A.

María dijo...

He tenido problemas con el ordenador, la conexión a itenrnet y no sé cuantas cosas más, no he podido abrir el blog en muchos días, hoy por fin entro, aunque parece que no hay ninguna novedad.
Sigo a la espera. Abrazos.

Amando Carabias dijo...

¡Hola, María!
Espero que los problemas sean solo técnicos y no de otra índole.
Ya sabes, las cosas de Palacio, al final van un poco más despacio de lo que todos soñábamos, pero todo va viento en popa, a velocidad sostenida.
A veces la burocracia se interpone a nuestros deseos, pero creemos que en muy poco comenzareis a ver realidades más tangibles.
Un beso.