3 ago 2010

Dudas

Imagen tomada de internet






Me tomo un tiempo antes de seguir con otras cosas, ya sabéis, estas locuras que nos invaden a los escritores.
He releído el comentario de Isolda en un capítulo anterior, me ha llegado otro correo de un lector que nos sigue con pasión. Y en ambos casos se habla de confusión. Incluso Anabel hablaba en vísperas de publicar su capítulo de estar un poco perdida.
No sé si será muy arriesgado, pero creo que FranCo tiene razón cuando dice que en la génesis del proyecto estaba hacer públicos también nuestros titubeos, nuestras dudas, los posibles debates entre los escritores… Hasta ahora no me he atrevido, pero quizá sea un buen momento, justo en la víspera en que me voy de vacaciones.
A la vista de este correo interno al que me refiero, y alguno previo que se produjo por parte de otros lectores, se establece la necesidad de consensuar un horizonte, conocer hasta dónde queríamos llegar. Aquello, según mi apreciación, quedó en que las cosas iban bien según iban.
Ahora mismo parece que hay una cierta sensación de confusionismo, o de estar ante un precipicio por el que nos podemos caer, y no tenemos paracaídas.
Con vuestro permiso me permito resumir la novela tal y como la tenemos ahora mismo, una especie de imagen congelada, de fotografía o fotografías del momento actual:

Sophie busca el paradero de sus padres (ella piensa que están vivos, pero si descubre su tumba también los habrá encontrado) y parece que en la carta escrita por su madre existe algo que le puede ayudar en esa tarea. Sin embargo la que más parece saber es Amy (convaleciente en el hospital tras una operación que le ha reducido la fractura de la clavícula) y quizá el profesor de Parapsicología de la Facultad de Edimburgo (quien sólo ha aparecido citado en un par de ocasiones). Lo que busca, sin embargo, no sólo le concierne a ella, sino que están interesados en el mismo tipo de información Jack Donaldson (que además está loquito por acostarse con Sophie, incluso podría estar enamorado de ella), su padre Thomas Donaldson que pertenece a algún grupo, asociación, organización o banda de la que desconocemos todo (salvo que está relacionado de algún modo con las minas de Culrose), Purplestone (organización para militar con intereses que también desconocemos que parecen contar con algún dato sobre el contenido de los planes de Himler). Por otro lado está Deborah que juega un papel extraño pero vital: ella trabaja para Sophie, para Jack, para Thomas —que es el primero en contratarla— y para Purpelstone e incluso se interesa en Escobedo que, parece, fuera de todo este tinglado y que, sin embargo tiene su propio chiringuito montado, en principio relacionado con la OMS.

No podemos olvidar tampoco cómo hemos llegado hasta aquí: la aparición del nazismo y las piedras preciosas casi confluyen en el tiempo. El nazismo se acerca tanto, que resulta que el abuelo de Sophie es un desertor del ejército del III Reich y probable espía o, al menos, colaborador del MI5. Todos sabemos que los nazis crearon su propia mitología y tenían sus propias supersticiones.

Con esto quiero decir que NO es descabellado, ni mucho menos, todo lo que estamos escribiendo, y que la aportación, idea, comentario o sugerencia de un compañero o lector, a parte de la propia intuición/inspiración/idea de cada autor, nos pone en el disparadero.
Sin embargo, creo que nos acercamos a un precipicio que, por supuesto, salvaremos sin accidentes, a poco conscientes que seamos de su presencia.

Según las cuentas iniciales de FranCo —que más o menos todos compartimos— quizá estemos concluyendo el primer tercio de la novela.
En la entrevista de Marcos del otro día en La Esfera Radio, cuando hablaba sobre los relatos, decía (y lo dicen la mayoría de escritores) que normalmente conoce el final de la obra, que hasta que no conoce el final no está muy seguro de lo que hace.

No es mi caso. Cuanto más larga es la novela que escribo, menos sé qué diantres puede ocurrir al final, pero si sé hacia dónde quiero ir. No me importa tanto conocer la estructura o esquema o esqueleto como le queramos llamar de la novela, pero sí conocer la orientación. Es como si fuera montando a caballo (imaginaos a D. Quijote) y dijera, bueno que Rocinante me lleve por donde quiera, pero quiero llegar hasta Roma. Vale, sé que quiero llegar a Roma, por tanto, aunque comience mi camino yendo hacia Lisboa, sé que acabaré en Roma: cómo, cuándo, de qué manera… Ahí ya dejo que los personajes se muevan y me intento internar en su lógica… Quizá para llegar a Roma dé la vuelta al mundo y antes pase por Lisboa, Las Palmas, Santa Cruz, Buenos Aires, Santiago, Río, Cuzco, Lima, Quito, La Paz, México, Los Ángeles, Florida, Washington, Nueva York, Toronto Otawa, Tokyo, Seúl, Bangladesh, Pekín, Moscú… pero acabaré en Roma, aunque sea en parihuelas.
Cervantes prefirió poner a Roncinante en una encrucijada y que éste se fuera a donde quisiera, a la aventura; pero eso sólo fue en la primera salida. Cuando el Manco fue consciente de lo que tenía en su mano (la otra ya sabéis que pereció en Lepanto), le puso vereda a Rocinante y lo envío al sur o al Este. Y cuando con más precisión sabía a dónde iba (o sea la segunda parte, la que va camino de Barcelona al encuentro con el Caballero de los Espejos, el bueno de Sansón Carrasco) es cuando mejor es El Quijote, cuando Cervantes mejor ahonda en el retrato de sus protagonistas, de su entorno, de sus circunstancias.

Supongo yo que no haría él un índice previo de cada aventura pero sabía que para llegar a Barcelona tenía que pasar por la Alcarria y por Aragón. Y allí pasaron tantas cosas…

En resumen, que creo que me he enrollado, como siempre, quizá sí fuera bueno, ahora que estamos atravesando la tercera parte de nuestro texto, al menos supiéramos todos hacia dónde vamos.
La vía esotérica se puede cerrar tan fácilmente como se abrió, puesto que el mayor Winston Hutton no anda muy allá del coco y mezcla muchas cosas. Quizá se ha quedado en punto del pasado que sólo interesó y equivocó al abuelo de Sophie, lo digo porque parece que lo del santo Grial es un engorro que nos lleva a las comparaciones con el Código da Vinci. Esto sólo se me puede ocurrir a mí que no he leído ni he visto tal novela/película. Pero en todo caso yo pensaba en utilizar todo esto como mera cortina de humo o explicación mítica que protegiese lo que realmente buscaban los nazis un arma poderosa, desconocida que les diera el control del mundo. Quizá todo tenga que ver con las minas de Culrrose y algún metal/mineral que allí se produzca y que pueda ser imprescindible para ese armamento que estuvieron a punto de conseguir, pero que fue detectado a tiempo y que los aliados en secreto continuaron investigando.

Y para cerrar esto tan largo. Cuento una anécdota personal. Marián, mi compañera, está leyendo la novela, sus veintiocho capítulos publicados del tirón, como habitualmente se hace. Me ha comentado que engancha, que todo tiene más sentido cuando se lee seguido y que no se notan tanto las diferencias.
O sea que vamos por el buen camino, y quizá sea el camino a seguir, pero teniendo claro hacia dónde nos dirigimos.
En fin ahí lo dejo y la palabra la tenéis vosotros, plumistas y lectores, sobre todo los lectores. Que el debate sea un diálogo productivo y ameno, enriquecedor y variado, como lo es cada uno de nuestros acentos.

15 comentarios:

María dijo...

Que casualidad, yo acabo de leer todos los capítulos de tirón y he dejado mi comentario donde el resto (cap. 28). por favor leelo, creo que más o menos estoy de acuerdo en todo. El lío de fechas, se puede solucionar, y la novela se deja leer.

Amando Carabias dijo...

Lo he leído, María. Y sí estamos de acuerdo. Es más, apostaría a que la solución de la edad de Amy será rápida.

Algo que se me ha olvidado escribir y aprovecho este momento... A veces las novelas funcionan como piezas de relojería y un elemento que aparentemente es un cabo suelto, en un momento determinado es muy importante.
Suele usarse, por ejemplo, en las novelas de misterio.
Si luego no se usa, pues simplemente se queda en algo que está ahí, formando parte de la vida de una persona que puede ser importante (y por ello se cita en el texto) pero no determina el transcurso de la trama. Algo así como los decorados de una representación, consiguen otorgar versosimilitud a lo que se ve sobre el escenario.
Otra cosa distinta, y sobre ello tenemos que ser conscientes, es con no dejar excesivos elementos simplemente decorativos.

Ana J. dijo...

No siempre es fácil saber por dónde debes avanzar cuando escribes un relato, menos cuando es una novela, menos aún si somos siete pensando y volcando nuestras ideas.
Creo que este tipo de resúmenes nos viene muy bien para encontrar nuestro camino. De hecho, siempre recurro al Hilo de Ariadna cuando tengo dudas.
No obstante, las fechas, los hechos, la multiplicidad de relaciones a veces condicionan que me desoriente.
Creo que no estaría nada mal que nos pusiéramos alguna línea maestra que seguir. Por ejemplo ¿Dejaremos atrás el aspecto parapsicológico que se intuía al principio? ¿Es compatible con algo tan material y poco parapsicológico como los minerales, su uso, la codicia por tener sus beneficios?
No creo que sean caminos incompatibles, sólo que deberíamos definir por dónde queremos caminar.
Me alegro mucho por la opinión de Marián. No sólo porque es favorable, claro, sino porque viene de alguien ajeno a nosotros, que tal vez estemos demasiado volcados en al historia y en la responsabilidad que se nos viene encima cada vez que tenemos que escribir un capítulo.
Por cierto, aunque sea una opinión aislada, yo no creo que el Mayor Huton deba estar demenciado o gagá. Creo que eso restaría credibilidad a la historia. Que los nazis creyeran en el Grial y lo persiguieran y que él saque a la luz esa historia no significa necesariamente que él vaya en busca del Grial o que Purplestone (que, hasta ahora, se postula como la némesis de nuestros protagonistas) vaya detrás de él. Si no recuerdo mal, hizo referencia al uso del mineral para la fabricación de armas poderosas. Y también le gusta hacerse el loco delante del pobre Persis.
Besos a todos

Inma Vinuesa dijo...

Chicos no sabéis que agobio me está entrando cada vez que abro el correo y veo mensajes de "dudas".
¡Qué responsabilidad más grande me está entrando!.
Llevo una semana entera dando vueltas a posibles ideas que escribir, cuando leo el capítulo de Anabel me pongo, como una loca, a intentar plasmar lo mejor posible cada idea, cada vez que lo leo más dudas salen sobre si realmente lo que he escrito forma parte de lo que ansiamos todos.
Creo que llevo releído el capítulo unas 20 veces, de las cuales siempre he cambiado algo.
Oh cielos que horror!!! estoy como Tristón de "Leoncio y Tristón", por Dios, no sé si estoy deseando que llegue ya mañana por la noche, o que pase el turno rápido y ni siquiera me de cuenta.
Perdonad el rato de angustia, pero esto es mu, mu duro.
Un abrazo

Ana J. dijo...

Pues no dudes, please. Deja de releer (21 veces sería demasiado), que seguro que el capítulo está más que bien.
Pero te entiendo, no sabes cuánto.
Espero poder leerte lo antes posible.
Un besazo

Ángeles Hernández dijo...

Leído el resumen de Amando y, por supuesto toda la novela, por capítulos y másu de la mitad de un tirón, estoy de acuerdo, como lectora, que la situación hasta ahora es adecuada y creíble.
Hay varias puertas abiertas y muchas incógnitas que aclarar, y ese es a mi parecer el camino a recorrer, poniendoos de acuerdo, si os parece en una serie de puntos básicos en cuanto a ideas generales y hasta donde llegar.

También podriais repartiros el trabajo por temas, personajes etc, aunque eso quizás sea opuesto al proyecto inicial.

Voto por que se corrijan los errores de fechas, siempre hay que revisar y corregir , incluso en los textos pequeños. Es imposible que una novela se escriba de un tirón sin retocar y arreglar datos previos que no coinciden o no son convenientes con el desarrollo ulterior. Seriais los primeros en hacerlo ( y encima con 7 cerebros que funcionan bien pero no exactamente igual).

Ánimo Inma, vas a hacerlo bien porque sabes y si hay que retocar algo, pues normal, que esto es el primer borrador.

Felucidades a todos y un fuerte abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ana J. dijo...

Muchas gracias, Ángeles. No sabes todo lo que nos ayudan y motivan tus comentarios.
A mí me tienta lo de encargarnos cada uno de un personaje/línea argumental (tal vez por el miedo que tengo a meter la pata en las partes de la historia que no domino) aunque tal vez eso restaría espontaneidad y haría que el conjunto fuera tan equilibrado (cada personaje y subhistoria tendría exactamente una séptima parte del total) que podría llegar a ser aburrido. Por no decir, predecible: le toca a Ana, sale Jack (por cierto, ahora que lo pienso, siempre sale, voy a tener que darle un descanso), le toca a Amando, sale el Mayor Hutton...
No sé, poner en alto cosas que se me van ocurriendo al hilo de vuestros comentarios..

Amando Carabias dijo...

Muchas gracias, Ángeles, por tu lectura de la novela. Es verdad que una vez escrita y antes de publicarla habrá que limar algunas cuestiones. Será un proceso complejo, pero habrá que hacerlo y se hará con gusto.

Por cierto, Inma estoy seguro de que tu capítulo está ya listo. Sin más retoques. Por desgracia tendré que esperar una semana para leerlo... POr cierto, y al hilo de esto, está hablado ya y entre Ana J y yo hemos cambiado el turno de escritura, sólo para esta entrega. Luego se vuelve al orden establecido.

Ana, el análisis que haces de Hutton es el que yo pensaba, pero lo mismo, no sé...
Vosotros decidís en estos próximos días.

Amando Carabias dijo...

Ay, Ana y Ángeles a mí me parece poco natural. No sé. A ver si me explicó. Supongamos que Anabel se encarga de Amy (yq que estamos con ese capítulo) ¿En los capítulos 28, 35, 42, 49..., se habla de Amy y en los otros no? ¿Se rompe el orden y se establece un guión y cuando entre en escena Amy, lo escribe Anabel?
Según mi criterio, creo que eso, a la larga es mucho más complicado que el sistema que llevamos ahora.
Si alguien no domina una cuestión (por ejemplo en mi caso: medicina, minerales, guerra, esoterismo, música, etc...) entonces es mejor soslayarla.
Repito, es mi opinión.

Inma Vinuesa dijo...

Estoy contigo Amando, el escribir repartiendo los personajes nos mermaría mucho la originalidad del proyecto, y los temas, aunque no se han repartido es evidente que cada uno escoge con el que se siente más cómodo. Al igual que con los personajes está claro que cada uno tenemos nuestros preferidos, no ha hecho falta que se repartiese nada.
A mi de las cosas que más me gusta de esto es que no hay normas, eso puede ser una desventaja con lo que nos está sucediendo ahora, pero es una grandísima ventaja a la hora de escribir, no tienes límites impuestos eso pocas veces ocurre en la vida, eso da alas a la imaginación y a la creatividad.
No me gustaría que nos encorsetáramos, todavía no, es bueno hablar como lo estamos haciendo, yo creo que esto si que nos va a aportar soluciones a cada uno, y que se aplicarán en cada capítulo y se irán resolviendo las dudas, estoy segura.

María dijo...

Ya está todo dicho, pero yo quiero meter baza, no me imagino esta, ni ninguna, novela, en la que cada personaje lo escriba un autor distinto, los personajes, se mezclan entre si, uno habla, el otro responde, o piensa, o critica.
Si Inma, que empezó con Sophie, sólo escribiera sobre ella (aparte de que tendría poco trabajo), sería como escribir una biografía, no una novela.
Además, corregir es bueno, todos cometemos errores y rectificar es de sabios.

Flamenco Rojo dijo...

Ya en cierta ocasión, hace algo más de un mes, por correo interno os daba mi opinión al respecto de la necesidad de tener un lugar hacia donde ir…y recuerdo que os comparaba esta novela con una pieza de jazz. El jazz se caracteriza por eludir la ejecución de las interpretaciones a partir de la lectura fiel de una partitura…pero existe esa partitura con una línea maestra por donde los músicos se mueven e improvisan. Esto significa que el intérprete recrea libremente el tema en cada ejecución, pero siempre sobre una determinada estructura armónica. La melodía funciona como tema principal e idea para desarrollar una posible interpretación.

Isolda Wagner dijo...

Iba a agradeceros, plumistas y comentadores, la buena voluntad, por parte de todos, en sacar adelante esta obra, que estoy segura de que llegará a buen puerto.
Pero como ya sabeis, existe una especie de telepatía entre Flamenco y yo, que me libera de expresar lo que pienso en muchos momentos. Hoy lo ha hecho nuevamente. Así que no digo más.
Sólo besos calurosos para vosotros y sabed que os considero buenísimos escritores y lectores, añado de mi cosecha.

Inma Vinuesa dijo...

He hecho lo propio con mi marido Jose Luis, ha estado leyendo la novela, y las "dudas", y realmente me ha abierto los ojos. Comprendo con más profundidad lo que nos ha querido decir Amando y lo secundo, realmente sería necesario dar algunas pinceladas de como queremos acabar todo este tinglado, una vez se sepa a que puerto queremos llegar da igual las vueltas que demos, al final sabremos donde estaremos, y donde brindaremos todos juntos.
Creo que tienes razón, llegados a este tercio increíblemente gratificante, veo necesario tener alguna directriz, esa melodía eje que comentaba Flamenco.
No sé como se podrá hacer, pero estoy convencida que es importante.
Un beso Amando, no hay nadie como quien te conoce para ordenarte las ideas.
Por cierto, a Jose Luis también le gusta mucho lo que llevamos escrito.
Un beso